Mitos: Tarot y clarividencia


En el artículo anterior vimos hablamos sobre el mito de las lecturas y el destino. El segundo mito que vamos a ver vino gracias a que una amiga que no sabía que hago lectura de cartas desde hace varios años, me dijo:
–¿Tú lees las cartas? – y sorprendida añadió –¿Eres clarividente?
Tarotista = Clarividente
A lo que yo respondí – Sí, yo leo las cartas. Pero no soy clarividente.
Su cara de sorpresa se acentuó aún más mostrando cierta incertidumbre. Entonces, le dije:
–No todos los tarotistas son clarividentes. Ni todos los clarividentes leen el tarot.
Para explicar esta situación hay que aclarar varias cosas.
Muchas personas creen que para leer las cartas es necesario nacer con un don sobrenatural. La verdad es que cualquier persona puede aprender a leer el tarot.  Sí, como lo estás leyendo, ¡cualquier persona! Esto significa que no es necesario tener ningún tipo de habilidad especial diferente de ganas de aprender.
Cuando se aprende a leer las cartas, lo que realmente se hace es interpretar los símbolos y cómo ellos se relacionan entre sí en una tirada. El tarotista reacciona al ver lo símbolos que generan recuerdos, emociones, pensamientos o ideas y les da forma de acuerdo al tema de la consulta. Es decir, interpreta los significados de las cartas y sus símbolos según el contexto de la pregunta del consultante.
Para aclarar esto veamos un ejemplo. Un consultante quiere preguntar sobre su aspecto profesional. En su tirada salen cartas muy “positivas” relacionadas con el amor. ¿Cómo se interpreta esto? El consultante ama su profesión y su empleo, tanto que para él no es un trabajo. Disfruta las actividades que realiza en su oficina. A lo que el consultante asiente moviendo su cabeza y con una gran sonrisa en el rostro.  
¿Cómo sucede esto? Del mismo modo que cuando vemos una foto de nuestra infancia se despiertan una multitud de recuerdos y sentimientos, los símbolos de las cartas generan múltiples ideas y especialmente sensaciones. Esto es lo que normalmente yo denomino intuición. Es como un sentir, es una especie de conocimiento de algo que tú no sabes de donde viene, pero del cual no tienes duda alguna. Es el sexto sentido. Esa intuición la tenemos todos los seres humanos, ¡todos!
Con el estudio y la práctica vamos adquiriendo agudeza en nuestra intuición sobre lo que significan los símbolos de las cartas en cada lectura. Es como practicar un deporte o un arte. Con paciencia y mucha práctica cualquier persona puede aprender a mejorar su estilo de natación o la calidad de sus dibujos. La práctica hace al maestro. En este punto no podemos desconocer que, si una persona tiene un talento natural, con disciplina no sólo va a ser un muy buen deportista o un gran dibujante, sino que puede convertirse en un nadador olímpico o un artista que pasará a la historia.
En la lectura del tarot sucede lo mismo. Con la práctica vamos adquiriendo una percepción más amplia de los significados de las cartas y sus símbolos, así como la manera en que estos se relacionan con la pregunta del consultante. De este modo podemos realizar lecturas precisas y acertadas. Evidentemente, si una persona tiene un don psíquico potencial, el estudio y la práctica del tarot contribuye en gran medida a que ese potencial se convierta en una destreza real.
Así como no todos los nadadores tienen que tener el nivel de Michael Phelps para nadar, ni todos los dibujantes quieren ser como Leonardo Da Vinci para pintar, no todos los tarotistas tienen que ser Mademoiselle Lenormand para dar una lectura precisa y acertada.
Así que, si quieres aprender a leer el tarot lo único que necesitas tener es disciplina.
Mis mejores deseos para ti.
Atentamente,
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